mayo 31, 2007
Poesía Popular
Por PEDRO CAYUQUEO Un paso histórico en la ONU Tal como subrayó el Secretario General de la ONU, la declaración será vinculante solo en la medida que los gobiernos promulguen leyes locales que reconozcan sus artículos. Lo acontecido genera renovadas expectativas en el movimiento indígena. También interpela a los estados a dar pasos sustantivos en el resguardo de aquellos derechos que, en el caso chileno, en absoluto se acercan a los estándares aprobados por la comunidad internacional. Los pueblos indígenas de todo el mundo tienen a partir de esta semana el derecho a la autodeterminación, al control de sus tierras y recursos naturales, y la preservación de su cultura y tradiciones, según señala la declaración aprobada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el pasado jueves en Nueva York. A pesar de la resistencia de potencias como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, donde los pueblos indígenas reclaman vastos territorios con ricas reservas, 143 de los 192 países decidieron adoptar la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas, finalizando de esta manera un proceso de dos décadas de largas negociaciones entre los representantes de los estados y diplomáticos indígenas de todo el orbe. El texto aprobado está compuesto de 46 artículos y crea parámetros básicos de respeto a los derechos de los pueblos indígenas, que incluyen propiedad de la tierra, acceso a los recursos naturales en los territorios donde se asientan, respeto y preservación de sus tradiciones culturales, idioma, religión, entre otros importantes avances. El documento establece además el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, incluyendo el “derecho a la autonomía o autogobierno en temas relacionados con sus asuntos internos y locales, así como caminos y formas para financiar sus funciones autónomas”, un tema polémico, que significó la inclusión de “enmiendas” a última hora por parte de los estados africanos y que no impidieron el rechazo de Estados Unidos, siempre renuente a tratar a los pueblos indígenas como sujetos de derechos políticos. Es decir, algo más que mera “población nativa en riesgo”, sujeto s de asistencialismo y beneficencia. La aprobación de esta Declaración guarda especial relevancia. Particularmente en países en vías de desarrollo, los pueblos indígenas denuncian año tras año malos tratos, violaciones a los derechos humanos, pérdida de libertades civiles, así como la invasión de sus territorios por parte de grandes consorcios transnacionales. Esta situación no solo ha sido corroborada por múltiples y prestigiosos organismos internacionales de derechos humanos, tales como Amnistía Internacional, Human Rigths Watch y el Grupo Internacional de Trabajo Sobre Asuntos Indígenas (IWGIA), sino también por la propia ONU a través del Relator Especial para Cuestiones Indígenas, Rodolfo Stavenhagen. La dirigencia indígena abriga hoy esperanzas de que esta situación pueda cambiar tras la aprobación de un documento que establece, entre otros puntos, que no deben ser sujetos de “ningún acto de genocidio u otro acto de violencia”, así como tampoco ser desplazados de sus tierras o territorios. Lo acontecido en la ciudad de Nueva York contrasta con la situación que sufren en Chile los pueblos indígenas en general y el Pueblo Mapuche en particular. Esta se caracteriza por la desprotección jurídica de sus territorios, la folclorización de sus ritos y conocimientos ancestrales y, en el último tiempo, una feroz persecución político-judicial contra organizaciones y dirigentes tradicionales que demandan tierras ancestrales y que han sido condenados con leyes promulgadas por la dictadura militar de Pinochet. Solo a modo de ejemplo, tras casi dos décadas del retorno de la democracia al país, los sucesivos gobiernos de la Concertación aun mantienen pendiente la promesa realizada el año ¡1989! de reconocer a los mapuche como Pueblo y ratificar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que protege territorios y garantiza un piso básico de derechos colectivos, hasta hoy inexistentes en la débil legislación indigenita local. La presidenta Michelle Bachelet a señalado que bajo su administración estas “promesas electorales” serán cumplidas finalmente. Su voto a favor de la aprobación de la Declaración en la Asamblea General puede ser considerado un pequeño paso. Resta observar aun las medidas que su gobierno implementará a objeto de adecuar políticas públicas y modelo económico de desarrollo a este nuevo escenario internacional de “derechos”. Y es que tal como subrayó el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, la declaración será vinculante – y no una mera carta de buenas intenciones- solo en la medida que los gobiernos promulguen leyes locales que reconozcan el documento y garanticen la aplicación de sus 46 artículos. Lo acontecido en Nueva York genera renovadas expectativas en el movimiento indígena. También interpela a los estados a dar pasos sustantivos en el resguardo de aquellos derechos que, en el caso chileno, en absoluto se acercan a los estandares aprobados por la comunidad internacional Azkintuwe
MI RAZON
Tras el fuego de mis versos rojos
me atrinchero sin miedo y sin pudor
de mi boca brotan pájaros guerreros
blandiendo la espada y la razón
en mi oficio de rebelde e insumiso
soy viento huracanado soy bastión
del verso libre y sin tapujos
al que canto grito y amo con dolor
Atracando con la vida voy paciente
aguantando el tiempo, desdichas y vaivenes
llevo historias de pájaros errantes
surcando cielos de adoquines polvorientos
sólo espero, construyo mis cimientos
asaltando el sueño y la razón
me hundo en verdes y rocosos mares
salto ciego a los brazos del amor
Sigiloso como un rito de campanas
marcho puro portando mis batallas
sobrevivo, sufro y gozo en lo cotidiano
de lo santo y lo mundano yo soy
y en ésta cofradía de hombres – hermanos
me reconozco humano sin fronteras
vistiendo quimeras en mil colores
de libertaria poesía popular
No soy Pablo de Roca ni de mar
no soy la hermana Gabriela con sus niños
ni Roque Dalton y su inmortal fúsil
poca cosa se de prosa y poesía
sólo espero a que el verso se acreciente
y en sus verdades la palabra se muestre
pues prefiero morir en el intento
que dejar prisionero así mis versos.
Leufuche
Etiquetas: poemas